Tengo una amiga, Ana María es su nombre que a sus cincuenta y tantos años se mantiene espectacular. Da envidia su delgadez, que le permite usar ropa ajustada, blusas ceñidas y sobre todo la casi inexistencia de celulitis en sus piernas. Mi amiga es separada, mamá de dos hijas veinteañeras y trabaja para una editorial de académicos, donde revisa, ordena y traduce los papers. En fin, el caso es que hoy nos juntamos a almorzar para recordar tiempos mejores y me cuenta que está sola y que piensa estar así un buen tiempo más. Me explica que, que según no sé qué libro, y no sé qué autora, los hombres tienden en la madurez a buscar mujeres ¡20 años más jóvenes que ellos ¡.
Es decir el tipo de cincuenta se empareja con una de treinta y el de 60 prefiere a las cuarentonas “¿Te imaginas que me toca un viejo gagá que anda arrastrando las piernas?”, me preguntó frente a mi cara de perplejidad. “ Para eso- agregó mi amigui-mejor me quedo sola. No estoy para estar cambiando pañales…jaja
Aunque al comienzo encontré exagerada el comentario de Ana María a comencé a fijarme bien en el comportamiento amoroso de algunos conocidos separados o reincidentes y efectivamente parecían ajustarse a la regla de los 40 y 20. Ruego a Dios que sea a la inversa y sigamos el ejemplo de Madonna con su modelo brasileño.
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